Aquella famosa frase de “Quien tiene la información tiene el poder” hoy ya está plenamente superada por “Quien domina la información tiene el poder”
Ser capaz de manejar el rebaño, llevándolo aquí o allá según conveniencia es lo que se estila. Ya poco importa si hay buenos pastos, lo trascendente es que pasten donde y hasta donde yo quiero.
El departamento clave de quienes nos gobiernan, sean del color que sean, es el de comunicación.
Los argumentarios planteados de modo repetitivo y al mismo tiempo resultan irrisorios por momentos y hasta degradantes para sus actores.
Hubo un tiempo en que la prensa escrita era la determinante. Hoy los medios digitales y audiovisuales se llevan su mayor peso según la franja de edad.
Pensábamos que con una población con mayor acceso a la educación iríamos mejorando eso que todos valoramos como esencial para formar una posición personal y libre. Me refiero al espíritu crítico.
Claramente nos hemos equivocado, y hasta en la educación hemos dejado a un lado esa posición deseable de neutralidad.
Y los Medios de Comunicación, ¿Cómo están afrontando este desafío?
Pues como en todas las cosas, no se puede generalizar, hay muchas líneas a seguir, variados y defendibles puntos de vista.
Punto y aparte fue, en mi opinión, el programa «Xplica» de La Sexta el pasado sábado donde se planteó un debate sobre la igualdad en donde de manera obscena se empeñaron en demonizar la cultura del esfuerzo, retorciendo los datos y avasallando a los oponentes.
Esto no va de izquierdas o derechas, esto debería ir de igualdad de oportunidades frente a una sociedad mantenida.
Estamos empezando a acostumbrarnos a escuchar demasiados mensajes utópicos que pretenden trasladar a nuestros jóvenes la ilusión hacia lo imposible.
¿A cuantos conquistaran con estos cantos de sirena?. Confío, al menos, en ser capaz de evitar que mis hijos caigan en ese mundo feliz que les pintaron
Los que tenemos la suerte de poder expresar nuestra opinión sin mayor interés que el general, a nuestro entender, no somos muchos.
Si además tenemos la fortuna personal de no ser presionables ni presionados, pues podemos convertirnos en opinadores del día a día para todo aquel que guste de leernos.
¡Este es mi pensar, y aquí queda escrito!
Por Javier de la Fuente Lago