Es apasionante observar la evolución del comportamiento humano.
El origen y modo de vida de nuestra especie, aún con sus dudas, está claramente determinado por la lucha por la supervivencia.
Originariamente la necesidad nos hizo nómadas y cazadores. Siempre en busca del alimento escapando de los peligros.
La especialización y la asunción de diferentes roles permitió ir perfeccionando la estructura social de esas tribus nómadas hasta llegar a dominar un territorio.
El desarrollo de la agricultura y el conocimiento del clima permitió la irrupción de asentamientos mas o menos estables y la construcción de sociedades como las conocemos hoy.
Es indudable que este último paso fue esencial para establecer la primera línea de protección social. Los mayores y los débiles ya no precisaban ir al ritmo de los fuertes para sobrevivir.
Durante miles de años este modelo social trajo cada vez más prosperidad y seguridad a sus integrantes, la solidaridad intergeneracional familiar daba sentido a todos los esfuerzos.
¿Y que ocurre ahora?
Emigración económica , huida de conflictos, deseo de otros lugares y culturas. Las Sociedades y los Pueblos se están mezclando, dispersando y globalizando.
¿Estamos volviendo a ser nómadas?
Nuestros jóvenes hoy ya no sienten ese arraigo de nuestros antepasados, su patria está allá donde encuentren futuro, pero sin morriña ni resentimiento.
Cada vez es más frecuente verlos no priorizar la estabilidad laboral, ni la atadura de una vivienda en propiedad, ni planificar lazos para toda la vida.
La vida la viven ahora, y no me atrevo a decir que eso sea un error.
Después de miles de años buscando mejorar la protección en el entorno hoy se está cambiando en una medida esa protección solidaria compartida y recíproca por libertad.
El cambio de paradigma es brutal y esa protección que antes suponía la familia hoy ya no lo es tanto.
En su lugar tenemos el llamado “Estado del bienestar” que nos ha liberado a todos en cierta medida de nuestra obligación con el débil o necesitado.
Cuidemos ese “Estado del bienestar” porque es posible que al final sea lo único con lo que podamos contar con seguridad.
¿Y la familia? … sin duda volverá por Navidad.
Por Javier de la Fuente Lago