Cuando yo era adolescente montaron en la marina de mi ciudad una hamburguesería de nombre peculiar, MacBurguer (dudo sobre la “a” pero poco importa).
Lo montó uno de los Saavedra de la discoteca Pirámide o eso se decía.
El nombre dejaba claro que ahí no vendían verduras a granel ni bicicletas.
Pero tampoco iba nadie engañado, imagino que ningún cliente entró pensando que lo hacía en una franquicia de las hamburgueserías yankees, ni siquiera los turistas del cercano puerto, ya les gustaría a ellas tener la calidad de la materia prima de las MacBurguer.
Hoy me vino esto a la memoria por una charla sobre el derecho de admisión donde, por poner ejemplo drástico, me decían que se podría llegar a impedir la entrada de negros en un local. ¿Por qué no? ¿Hay problema cuando se impide la entrada de varones, menores o de gente vomitando por encima? ¿Habría problema si prohibimos a consumidores de carne o si hacemos sólo comida sin gluten?.
Yo nunca prohibiría la entrada de negros en mi casa, como no lo haría por ningún color, pero dejen que la gente discrimine, no es malo y todos lo hacemos.
Como decía el bueno de Miguel Anxo Bastos, ¿la mujer discrimina y elige con que hombre le apetece estar o tiene que aceptar al primer feo y gordo que se le acerca?. Esto último lo decía refiriéndose a si mismo, con “socarronería”.
Dejen de regular todo.
Por Carlos Sánchez González – Dans
P.S. Esto viene de un post mío en RRSS de hace un año y nace con la sola idea de polemizar y generar debate.