Ascega Hoy

Los Mediocres

Si la meritocracia es el gobierno de los mejores, la mediocracia sería el gobierno de los mediocres

Eso escribía Deneault, un filósofo francocanadiense, en su obra «los mediocres han tomado el poder».

Según él, la razón principal es que el sistema no favorece que sobresalgan los mejores ni los más brillantes, sino aquellos que no molestan demasiado al statu quo.

Los malos, los torpes y los enanos existenciales,  exhiben grandes causas morales para taparse unas vergüenzas que son igualmente oceánicas.

Sólo saben azuzar el miedo ante un peligro que ellos mismos generan.

En los políticos actuales está la naturaleza de lo mediocre.

Pero ser mediocre no es equivalente a ser incompetente. Sino en ser del montón, no destacar.

Lo que desaparece es la mente crítica. La política y las ideas han ido desapareciendo en favor de lo que los manuales de gestión llaman resolución de problemas y lo que se busca es una solución inmediata a un problema inmediato, que excluye cualquier pensamiento a largo plazo.

Repasando las hemerotecas he encontrado numerosos casos de políticos mediocres que incluso se equivocan con el simple hecho de apretar un botón para emitir un voto.

O quienes han tomado el recinto de la democracia para exhibir panfletos e incluso fotocopiadoras.

La palabra ha sido sustituida por el insulto,  y la mentira se ha convertido en un credo que la ensalza mientras que la verdad y las demandas ciudadanas no tienen entrada en ese recinto ya que existe una mesa que es el filtro.

En ese parlamento los mediocres se encuentran muy a gusto ya que su libertad de pensamiento queda anulada y no son capaces de enseñar su dignidad cuando observan que se legisla contra lo que juraron defender.

Dicho filtro (La Mesa) está presidida por una señora, Meritxell Batet, cuando era una simple diputada el año 2018 y en el debate sobre la inmersión lingüística la representante del PSC, que solo apareció en las negociaciones para bloquear ese punto, y que luego se convertiría en tercera autoridad del Estado, se negó en redondo a suscribir una mera declaración de respeto a la Justicia. Solo ella sobrevivió.

Arnaldo Otegui “un gran hombre de Paz”, según le calificó Zapatero declara en un mitin que “hay que tener honestidad para romper España ya que dicha unidad de España es la clave que nos impide poder llegar a la independencia”.

Todo ello ante la tolerancia de los mediocres, de los que dice una cosa y practican la contraria. Incluso hoy ya no nos asombra que una de ellos sea la tercera autoridad del estado y otro “un socio preferente”.

Pobres mediocres. Aunque tal vez los mediocres seamos nosotros que no entendemos lo que es la política y nos contagiamos de ese virus llamado “sanchismo” para cuya inmunidad sólo existen las urnas.

Hay una canción que canta Dani Martin y dice…

Con la sonrisa que Dios me ha dado
Y mi manera de caminar
La chulería que yo he adoptado
Pa’ camuflar la inseguridad…

“Todos caminamos hacia el anonimato, solo que los mediocres llegan un poco antes”

Por Juan José Lojo Fandiño

 

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