Tuvo el presidente del Gobierno de España un arrebato de bondad suprema para con sus súbditos durante el último debate sobre el estado de la nación y nos obsequió con un paquete que incluía tres medidas que hoy, desde estas líneas, me voy a permitir poner en cuestión.
En primer lugar, porque me parecen a todas luces ineficaces y solo veo en ellas un gesto de populismo.
Pero además porque, efectivamente, sí que hay importantes medidas que se pueden tomar en el ámbito de la banca, de la energía y de la movilidad, los tres que incumben a los planes anunciados por Pedro Sánchez, pero ninguna de ellas coincide con las propuestas a bombo y platillo por el Gobierno.
Con respecto a la banca, si de verdad se quiere favorecer a los más vulnerables, no es, desde luego, mediante un impuesto cuyas consecuencias derivadas a medio plazo, no solo no les ayudarán sino que seguramente les perjudicarán.
Si de verdad le quiere echar una mano a los más desfavorecidos bastaba, por ejemplo, con anunciar la obligación de que las entidades bancaria suprimieran de cuajo las comisiones de mantenimiento y administración a las cuentas cuyos depósitos no alcancen un mínimo determinado.
Esa es una ayuda directa, inmediata, palpable y eficaz. Y no un impuesto generalizado.
Liberar de comisiones a los usuarios que menos renta disponen sería mucho más útil. Claro que de esa manera el beneficio iría directamente a esos usuarios y no, como en el caso del citado impuesto, que irá a parar a las arcas del Estado.
Igual es que de eso se trata.
Con respecto a las empresas energéticas, más de lo mismo.
Anuncia Sánchez otro impuesto a doquier, sin ningún tipo de discriminación y cuya aplicación seguramente devengará en una nueva subida en el precio del servicio.
Sin embargo, también en este caso hay medidas directas de las que se podrían beneficiar los sufridos pagadores y no el Estado.
Hablo por ejemplo, de la supresión del canon por potencia que actualmente pagamos en la factura de la luz.
Y pongo un ejemplo; muchos autónomos y empresas de nuestra zona, vinculadas a actividades estacionales, tienen contratada una potencia mucho mayor que la necesitarían durante el 90% del tiempo en el que desarrollan su actividad. Pero la contratan porque en momentos puntuales pueden alcanzar determinados picos de consumo y, evidentemente, no pueden quedarse sin energía.
Pues bien, a esas empresas se les está gravando con un coste adicional, absolutamente innecesario, por algo que no utilizan.
Lo eficaz será suprimir ese canon y que los usuarios pagasen exclusivamente por la energía que consuman.
Tan fácil como eso. Y lo notaríamos todos en nuestra factura de inmediato.
La tercera gran medida anunciada por nuestro presidente fue la gratuidad de los abonos del transporte de cercanías.
Señor presidente, yo no quiero tener un transporte gratuito. Yo lo que quiero es un transporte barato y competitivo. Y, desde luego, no solo en cercanías porque de ese modo, una vez más, quienes salimos perjudicados somos quienes vivimos en la España vaciada o en la periferia.
Lo que necesitamos es un transporte que se ajuste a nuestras necesidades. Y con un precio fijo. Nada de precios dinámicos y menos en un servicio público como es el de Renfe.
Si de verdad, señor Sánchez, quiere ayudar a los que más lo necesitan, aquí le dejo estas tres propuestas que sí que ayudarían de una manera efectiva.
Bien claritas, bien concretas y bien fáciles de aplicar. De lo contrario, lo que usted anunció, no es más que rollo barato.
Por José Luís Vilanova