Y mucho me temo que en los cuatro años que han pasado desde que escribí aquellas líneas, el desequilibrio haya crecido aún más a favor de nuestros vecinos del norte
En mayo de 2018, cuando la pandemia y todas sus consecuencias, no es que no formasen parte de nuestras vidas, es que ni siquiera asomaban como posibilidad entre nuestras más disparatadas previsiones, escribí un artículo en esta misma sección que titulé ˝La riqueza emigra al norte”.
En él desgranaba y analizaba algunas de las decisiones políticas y económicas que habían provocado que hace 20 años la provincia de Pontevedra generase más del 50% de la riqueza de Galicia y que en aquel momento fuese la de A Coruña la que supusiera ya un 55%.
Y mucho me temo que en los cuatro años que han pasado desde que escribí aquellas líneas, el desequilibrio haya crecido aún más a favor de nuestros vecinos del norte.
A las pruebas me remito. Y en las últimas semanas hemos tenido, por desgracia, dos bien elocuentes.
La primera ha sido la decisión de Ence de ubicar en As Pontes su factoría de papel tisú. Una decisión que retrata, por un lado a la propia empresa y, por otro, a las administraciones públicas.
A la empresa por su manifiesto desprecio hacia un territorio y una ciudadanía que en múltiples ocasiones ha manifestado su compromiso con ella. A pesar de que no se lo han puesto fácil.
Los pontevedreses han dado muchas veces la cara por Ence aún siendo sabedores de que la ubicación de su factoría en Lourizán no es la idónea y de los muchos perjuicios que origina.
¿Y cómo se lo agradece la maderera? Pues ya ven, instalando su nueva factoría en otra provincia.
Pero esta decisión también retrata de manera explícita a nuestros gobernantes.
No olvidemos que el propio presidente de Ence, Ignacio Colmenares, dio las gracias públicamente a las administraciones, y cito literalmente, “por las facilidades que nos han puesto para que hagamos la fábrica en As Pontes». Ahí queda eso.
Pero por si no fuese suficiente agravio, también hemos sabido hace unos días que el grupo del Partido Popular en el Parlamento de Galicia solicitará que, y vuelvo a citar literalmente, se le dé «prioridad a la instalación de la fábrica de fibras textiles promovida por la empresa lusa Altri en la provincia de Lugo».
Incluso nuestro expresidente Núñez Feijóo se ha posicionado al respecto, aseverando que ve esencial que la fábrica de fibras textiles pueda ubicarse en la provincia lucense.
Entre tanto, la provincia de Pontevedra languidece exhausta, desprovista de las grandes infraestructuras, alejada de los grandes proyectos empresariales y marginada de las grandes inversiones públicas y privadas.
Como aquella que se nos prometió hace 20 años:
“Ence estudia instalar una fábrica de tisú en Pontevedra˝, titulaba un diario económico español en julio de 2002.
En una reunión mantenida con el entonces presidente Manuel Fraga y varios de sus conselleiros, el consejo de administración de Ence destacó la importancia de Lourizán “como asentamiento básico y de consolidación de la transformación industrial de la madera en Galicia”.
Quizá alguien llegara a creerlo.
El tiempo, el único que da y quita razón, ha demostrado que nada de lo dicho entonces era cierto.
Una vez más, nos tomaron el pelo.
Por José Luís Vilanova