Hay en medio del primer tramo de la ronda de Nelle unos bancos muy bien colocados, pues lo empinado de la calle obliga a algún descanso, especialmente a los veteranos que se atreven con la escalada.
El último mantenimiento, imagino sería en los años noventa, se recuerda en el olvido y se espera como agua de mayo una manita de pintura.